Escuchalo en
No
estamos formados para detectar y reconocer fácilmente el momento en que nuestra
historia personal requiere mirar desde otra perspectiva, o hacer un simple giro
y, mucho menos, un rotundo cambio. La transformación es la muerte
de algo para renacer de otra manera y requiere de un esfuerzo evolutivo tremendo; así como el temple
para soportar el desgarramiento de la pérdida, cualquiera esta sea.
Estamos
pendiente de lo externo como responsable de nuestras circunstancias y del
cambio del “otro” hasta el día que la adversidad nos obliga a una
transformación y entonces, el quiebre. Ese día cuestionamos lo que queremos. El
dolor que ocasiona permanecer atados a condicionamientos, a moldes, rutinas y
esquemas caducos y mirando hacia atrás nunca sale a relucir de la forma en que
uno espera. Los “tempos” y “maneras” del alma son insospechables…
¿Estás
preparado para abordar las pruebas del destino?
Los
cambios traen consigo, siempre, un período de crisis y pueden ser o no ser
difíciles, pueden ser tan duros como llevaderos, largos como breves y requieren
un plazo para su cumplimiento en el que se gestarán fases de transformación
determinantes para tu progreso. Si transitas estas fases desde las heridas
ocultas y desde el desconocimiento de ti mismo como ser espiritual,
pretendiendo doblegarlas a capricho obviando lo que tienen de valioso para ti
como alma, entonces lo que recibirás es desilusión seguido de una enorme
frustración y te sentirás incomprendido, perdido, y solo … ¡y es que lo estás!
U
Descubres que tú eres el primer ausente en tu vida… descubres que en realidad vives evadiendo… descubres que a la única cita a la que siempre faltas es a la que tienes contigo mismo porque te encuentras en cualquier otra parte, fungiendo ser cualquier otra cosa, en una cotidianidad que se reduce a un cúmulo de miedos, deberes y promesas vacías e incumplidas principalmente por ti para ti.
Estos encuentros son los únicos verdaderamente importantes y dependen de ti: ¡cumple!
¡Regálate ese momento único contigo
mismo!
¿Cómo quieres estar: estancado o evolucionando?
Para
comenzar la comunicación contigo mismo te sugiero llevar a cabo lo siguiente:
haz
una inhalación profunda por la nariz, retenla por 3 o 5 segundos durante los
cuales observarás y sentirás tu cuerpo,
exhalas por la boca sonoramente y con placer. Date permiso. Disfrútate.
Recuerda, sé gentil contigo mismo.
Te invito a realizar esta tarea con
espontaneidad y desapego a toda respuesta o resolución… ya habrá un momento
para eso.
Observa todas las interrogantes que
emerjan de tu corazón y que solo a ti, querido lector, ocupan.
Todo
a su tiempo y a tu ritmo…
Comentarios
Publicar un comentario