Hace 25 años, cuando me estrenaba en la gerencia de mi hogar, un día de semana cualquiera a media mañana recibí un camión completo de matas de parte de mi marido. Una vez descargadas me quede observándolas y preguntándome para qué serían; y, al rato largo, decidí organizarlas por la casa. Cuando éste hubo llegado por la tarde de la oficina y estaba muy divertido al ver la casa convertida en un vivero, como toda respuesta a mi curiosidad me dijo: "de camino a pie a una reunión cerca de la oficina pasé por al lado de un vivero y entré. Como no me decidía por cual enviarte las compré todas... " Yo, que en mi vida había regado una planta y que en mis tiempos de diseñadora de trajes sastre al mejor estilo Chanel vociferaba que aquellos menesteres no iban conmigo, quedé abrumada. Al día siguiente me armé de pala y cabé un hueco y sembré mi primera mata. Había descubierto la Jardínoterapia y ya no pude parar de sembrar hasta hoy. Esta historia me encanta p