El día puede
despuntar soleado y perfecto, y de pronto el viento comenzar a arreciar, las
escasas nubes que surcaban el cielo a cerrarse e inusitadamente, llover.
No hay un solo lugar en el mapamundi
donde dejes caer tu dedo que no esté en algún tipo de conflicto. El
mundo está atravesando por procesos de
cambios macro económicos impensables y el desmoronamiento de modelos
socio económico que creíamos inamovibles nos genera
inestabilidad y hace temblar nuestra identidad.
Amanecemos con la incertidumbre y el
temor de un panorama cada vez menos halagüeño creando desasosiego y
ansiedad. Esta realidad viene repercutiendo en tus expectativas de desarrollo y
crecimiento personal acompañado de la
inevitable sensación de inseguridad.
La única plataforma que nos
puede sostener es la confianza de creer que seremos capaces de sortear, con
éxito, las dificultades y obstáculos del momento. Para que esto
suceda nuestra estima debe estar intacta. Tiene que estar sustentada por
principios y valores que nos faciliten el acceso a
esa energía potencial creativa que todos albergamos.
¿En qué se diferencian las personas
que hacen que sucedan las cosas a las incapaces de lograr algo?
En el auto
conocimiento: la claridad de lo que desea que le
suceda en la vida, sus posibilidades y, ante todo, los hábitos, las
barreras, los miedos y las creencias que le impiden realizar su objetivo.
Estas personas dejan de ser simples
espectadores que contemplan lo que otros hacen a su alrededor y se transforman
en genuinos observadores y directores de su vida.
Saben en qué
son permisivos y aprenden a poner límites
saludables, valoran cada momento y su aprendizaje dispuestos
a hacer lo que haga falta para cambiar en pro al avance, están determinados a enfrentar y vencer las
dificultades. Saben bien que detrás del éxito está agazapado el fracaso.
Comprenden que “fracasar”, establecida una clara diferencia entre el
acontecimiento tal cual como es y el juicio de valor, consolida la capacidad
de superación. Con cada superación, alcanzan satisfacción, bienestar
y calidad de vida.
Así pues, continúan.
CONOCEN BIEN QUE
TODO LO QUE EN LA VIDA NOS MERECE LA PENA REQUIERE DE UN ESFUERZO.
Nada es un
sacrificio cuando se respeta y se hace lo que se ama.
Por lo tanto, querido lector,
está intrínseco el compromiso y la disciplina.
Lo que gusta, gusta
desde siempre. Desde niño. Y como niños sentimos que es divertido y lo
queremos hacer una y otra vez, sin descanso. Nada ni nadie nos aleja de la
ilusión y el deseo de estar conectados con lo que más nos gusta hacer en la vida y para lo cual, sin excepción, nacemos preparados. ¿Hay algo más que agregar?
Tal vez llegamos a
la génesis de tu búsqueda: ¿Qué amas hacer?
Cuando luchar deja
de ser una batalla que librar
hacer es vivir… el
minuto de cada momento con el alma puesto en ello.
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